Un descuido como ese se convierte en un problema que hay que atender. Por esa razón los encargados del estudio plantean los beneficios de las pruebas genéticas. Además hacen un señalamiento de cómo podría determinar la vía para tratar el cáncer de mama en un paciente.
¿Qué es el cáncer de mama?
Para entender los alcances del estudio primero hace falta conocer lo que es el cáncer de mama. Este consiste en la aparición de un tumor maligno dentro del tejido que compone la glándula mamaria. De esta enfermedad existen dos variantes, pero ambas encajan en esa definición.
El cáncer de mama puede ocurrir en hombres, aunque es mucho más frecuente en el género femenino. De hecho en los últimos años el porcentaje de presencia en las mujeres ha sido mayor. Miles de casos son diagnosticados durante cada año, pero pocos son tratados.
¿Quiénes son los autores del estudio?
Este estudio corrió a cargo de dos autores. El principal de ambos fue Sarah Hawley. Esta es una profesora de medicina interna de la Universidad de Michigan. El otro responsable fue Steven Katz. Este por su parte es profesor de medicina general y de gestión y política de salud.
Ambos resultados fueron publicados en un comunicado de prensa de la universidad durante el mes de marzo. De esa manera la información se halla disponible para cualquier especialista que pueda sentir interés.
¿Quiénes participaron en la investigación?
Para este estudio se tomó en cuenta una cifra mayor de 1700 mujeres. Al momento de la investigación todas habían sido diagnosticadas con cáncer de mama. Este último se encontraba en etapa inicial. Tal detalle fue totalmente planeado por los autores.
La intención era que en esa etapa las pruebas genéticas pueden tener gran efectividad. Por supuesto que podrían dar más beneficios de forma preventiva. Sin embargo, el estudio se centró en las pacientes que ya habían sido diagnosticadas.
¿Cuáles fueron las revelaciones?
La investigación arrojó varias revelaciones. Entre ellas una fue que muchas de las pacientes no habían sido tratadas con pruebas genéticas. Además de eso no se les informó de los riesgos que conllevaba el no recibirlas.
Otro de los hallazgos tuvo que ver con las pacientes que sí las recibieron. Resultó que menos de dos tercios del total se reunió con un consejero antes de la cirugía. En ese momento las pruebas genéticas habrían podido tener el mayor nivel de efectividad.
Sumado a eso los doctores señalaron un detalle más. Este consiste en que muchas de las pacientes con cáncer de mama tienen una predisposición genética. Esta puede ocasionar que desarrollen asimismo un segundo cáncer de seno. Por ende son necesarias las pruebas genéticas.
¿Qué recomiendan los autores?
Frente a los resultados los dos autores señalaron la importancia de hallar cómo integrar el asesoramiento genético. Para ello plantean la posibilidad de informar a los especialistas que atienden a los pacientes. Igualmente se les podría brindar las herramientas para ayudar a los diagnosticados.
Con un logro así los pacientes podrían estar mucho más preparados y contarían con más medios. A la vez los doctores podrían determinar de antemano cómo tratar la enfermedad y cómo combatirla.
Por todo lo anterior los investigadores hacen énfasis en la necesidad de la integración del asesoramiento genético. Su fin es cambiar la falta de conocimiento que tienen los pacientes frente a las pruebas genéticas y a sus beneficios.