Cerca del 1% de la población femenina mundial experimenta la menopausia en una edad prematura. Se hace notar por la ausencia de la menstruación antes de los 40 años. Esto puede ser resultado de problemas emocionales o propios en los ovarios, como la insuficiencia ovárica primaria. Este problema suele darse cuando dejan de producir niveles normales de hormonas reproductivas.
Sin embargo, las condiciones genéticas no son las únicas que pueden afectar este proceso natural del cuerpo. Hay aspectos de nuestra vida diaria que pueden aumentar la probabilidad de sufrir la menopausia prematura.
- Ser fumador activo
- El exceso de estrés
- Enfermedades autoinmunes
- Peso corporal desmedido
- Falta de ejercicio
- Infecciones
LOS MALES ADICIONALES DE LA MENOPAUSIA
Durante la menopausia, las interrupciones del sueño se vuelven una queja frecuente entre quienes lo padecen. Un estudio recientemente realizado por investigadores de la Universidad de Illinois, comprobó que los problemas de sueño pueden variar durante el período en que se vive la menopausia. Este afecta en mayor o menor nivel dependiendo de cada mujer, pero se correlaciona directamente con depresión y sofocos.
PROBLEMAS DE SUEÑO DURANTE LA MENOPAUSIA
Los descubrimientos demostraron que tomar en medidas de estos problemas que afectan el sueño durante la menopausia, puede hacer durante esta transición que el síntoma del sueño disminuya un poco. Logrando así, tener una etapa de vida un poco más tranquila durante este proceso natural.
Las mujeres menopáusicas acuden al médico en la mayoría de los casos por problemas de sueño. Ya que están pueden afectar de sobremanera en varios aspectos de la vida. La falta de sueño puede desencadenar otros males que pueden hacer que se desarrolle otro tipo de enfermedad. El estrés crónico por falta de sueño es una de ellas.
INVESTIGACIÓN, PARTICIPANTES Y RESULTADOS
Por este motivo son tan importantes las investigaciones que se hacen en esta área médica. Los datos que se analizaron a partir del estudio Midlife Women’s Health Study, en el cual participaron más de 700 mujeres, en una edad de 45 a 54 años, fue durante un período de 7 años.
De forma anual, los participantes proporcionaron muestras de sangre y una encuesta para hacer un seguimiento del sueño y las interrupciones. También se tomaron en cuenta otros síntomas de la menopausia y los niveles hormonales a medida que los participantes pasaban de la menopausia a la postmenopáusica.
El seguimiento del mal sueño se realizó al hacer una serie de preguntas sobre las posibles alteraciones del sueño, insomnio y sueño inquieto. Sin embargo, no se encontró ninguna correlación entre la probabilidad de informar sobre algunos de estos aspectos y antes, durante o después de la menopausia.
Las mujeres que informaron durante las investigaciones sobre problemas de sueño, cambiaron mientras se realizaba la transición en diferentes etapas de la menopausia. Por ejemplo, informar que durante el insomnio no era más probable que tuvieran insomnio cuando ya estuviese en la etapa postmenopáusica.
PROBLEMAS EN LA INVESTIGACIÓN
Desarrollar un seguimiento para relacionar el problema de sueño con la menopausia fue casi imposible. Esto se debió a que el problema de sueño se le podía atribuir a cualquier problema de salud que pudiese ser el causante de la depresión y los sofocos fuertes experimentados durante esta etapa. Estos factores fueron muy variantes, imposibilitando tener resultados concluyentes.
El informe final que se obtuvo al final no fue tan preciso como se esperaba, sin embargo aportó algunos datos desde la experiencia femenina. Este estudio lanzó un dato interesante. Todo problema de sueño que experimenten las mujeres durante la menopausia, puede no estar relacionado con esta, pudiendo ser afectado por diversos patrones, es decir, que no es permanente.