Esta técnica fue llamada BrainEx, un proceso que restaura la circulación del cerebro en animales decapitados utilizando un sistema de bombas, calentadores y sangre artificial rica en oxígeno. El principal objetivo de este proceso es restaurar la “microcirculación”, permitiendo así que el aire reponga pequeños vasos sanguíneos en el cerebro.
Para realizar las pruebas, Sestan y su equipo obtuvieron entre 100 a 200 porcinos de un matadero. Luego, usando BrainEx encontraron que millones de células en el animal aún permanecían activas y sin presentar deterioro alguno. Es por eso, que la técnica ya mencionada tiene el potencial de alterar las concepciones tradicionales de la muerte y el sentido de cuándo debería declararse. Además, ¿sería esta la nueva perspectiva del futuro? Sigue leyendo.
Verdad sobre el proceso
Es importante aclarar que este proceso experimentado en los porcinos no representa una solución concreta para los seres humanos. Sin embargo, estos estudios podrían usarse para entender un poco más la composición y función del cerebro, así como las posibles soluciones en un futuro para pacientes con cáncer o alguna otra enfermedad.
Siguiendo con la técnica, el equipo de Sestan no detectó signos de conciencia en los cerebros de los cerdos. Más bien, vieron una onda cerebral plana, que es indicativa de un estado de coma. En ese contexto, los tejidos y las células del cerebro tenían un tamaño grande y según lo expresado por Sestan parecían sanos y capaces de funcionar normalmente.
A través de la revista MIT Technology Review se conoció que el neurocientífico líder de este estudio no esperaba que sus comentarios hechos en la reunión de NIH sobre el sistema BrainEx se hicieran públicos, pero sí dijo que los resultados de este trabajo se habían enviado a una revista científica para su consideración.
Opiniones científicas
Muchos científicos expresaron su opinión con respecto a las conclusiones de este novedoso y curioso estudio liderado por Sestan. Una de las voces que tuvo más relevancia fue Steven Hyman, experto en neurociencia. “Estos cerebros pueden estar dañados, pero si las células están vivas, es un órgano vivo“, dijo con respecto al estudio liderado por Sestan. Además, mencionó que el proceso realizado no es tan diferente de preservar un riñón.
Sestan quería ir más allá. Su objetivo era buscar una solución concreta a los problemas que afectan al mundo hoy en día (cáncer, Alzheimer, entre otros). En ese contexto, si el estudio no funcionaba de la manera que él pensaba, los cerebros de cerdos que utilizó para el experimento podrían servir como “conejillos de indias” para otras investigaciones.
Conclusión…
Esta no es la primera vez que el cerebro de un animal se ha mantenido vivo fuera del cuerpo. A principios de la década de 1990, unos científicos utilizaron una técnica similar para mantener vivos cerebros de conejos. Sin embargo, la diferencia aquí es que los científicos de Yale tuvieron éxito con un gran cerebro de mamífero. Esto abre la posibilidad de que la técnica sea aplicable a los cerebros humanos, una opción que no descartan los investigadores.
Sestan dijo que sus cerebros porcinos no mostraban ningún signo de conciencia, pero ¿y si se equivoca? ¿o qué pasa si en el futuro, con una versión más avanzada de BrainEx, estos cerebros muestran signos de conciencia? Es un verdadero escenario muy dividido, sin embargo, los científicos que se atrevan a realizar dichos procesos deben tener en cuenta el impacto que causarán en la sociedad.