Muchas leyes obligan a los productores y fabricantes de alimentos a colocar en la etiqueta información de las propiedades del producto. Algo que quizás pocos hacemos es leer lo que allí dice. Esta acción de revisar antes de comprar puede advertirnos del tipo de alimentos que llevamos.
Algunos ingredientes o propiedades del producto son desconocidos por las personas, quienes seguramente se centran en algunos pocos. Tras leer un artículo o ver un documental, se dedican a buscar un químico en específico en los productos. Al no encontrarlo podemos dar por entendido que se trata de un alimento libre de químicos.
Otro dato interesante de los ingredientes al dorso del producto suelen ir en pocas cantidades. Esto nos alerta e indica que no son tan dañinos al venir en dosis pequeñas. Sin embargo, hay que tener cuidados con ella y conocer bien de que son capaces.
Los aditivos comunes deben ser revisados
Por parte de La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, siglas en inglés) que nos advierte sobre los aditivos comunes que poseen productos y empaques, deben ser bien revisados.
Lo que buscan es eliminar el impacto negativo que pudieran tener en la salud de adultos, jóvenes y niños que consumen estos alimentos. Se exige una revisión exhaustiva de los aditivos más utilizados en estos productos y se regulen.
La tarea no es fácil, pero tampoco se está exigiendo una búsqueda manual de químicos malsanos en cada alimento. Hablamos de más de 10 mil tipos de químicos dañinos que están distribuidos en alimentos y productos.
Informe de la AAP sobre los químicos
El informe de la AAP sobre la investigación destacó la presencia de grupos de químicos que influyen más. Hablamos de los ftalatos, nitratos, BPA, PFC y los colorantes artificiales. Estos grupos en particular poseen efectos dañinos en el sistema endocrino y son los que más preocupan.
En el caso de los bisfenoles y los ftalatos el efecto en la pubertad es muy negativo. Incluso pueden acelerar el proceso evolutivo. Además, existe un incremento del riesgo de infertilidad, obesidad, entre otras. El caso específico de la PFC origina una posible desnutrición natal y daños al feto. Los nitratos se relacionan con la presencia de algunos tipos de cáncer.
Lo preocupante es que estos químicos se encuentran de una u otra forma en alimentos y productos procesados. En el caso de los colorantes artificiales, provienen del alquitrán de hulla y el petróleo. El resultado es la segregación de neurotoxinas.
Estudios en torno a productos del supermercado
Tras la interesante investigación se han realizado estudios en torno a los productos que habitualmente compramos en el supermercado. El proceso se basó en un análisis de 810 productos que consumen los niños. El resultado fue que un 43% incluía colorantes artificiales.
La TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) es una enfermedad que se vincula con el consumo de colorantes artificial. También, produce problemas para dormir, reactividad inmune, conducta violenta y presencia de irritabilidad.
De acuerdo a la FDA (agencia norteamericana de Administración de Alimentos y Medicamentos) indicó que la dosis diaria de 50 mg es perjudicial. Por otra parte, la presencia de otro componente químico proviene de elementos externos.
Hablamos del recubrimiento, el plástico, tinte, papel, polímeros y adhesivos del empaque incluyen ftalatos y bisfenol. Estos están directamente relacionados con la presencia de cáncer, estrés oxidativo, alteración en la tiroides, la cardiotoxicidad y problemas en el sistema endocrino.
