Mucho se habla sobre este tema en los medios, la exposición a más información, el cyberbullying, el aislamiento, las falsas expectativas de realidad y demás parecen estar causando una generación más depresiva, angustiada y con pensamientos suicidas; así lo afirma un estudio realizado durante una década sobre 200,000 adolescentes entre las edades de 12 y 17 años, y 400,000 adultos jóvenes mayores de 18 años.
El problema se profundiza entre los menores de 26 años que durante mediados de la década del 2000 llegaron a un pico de entre un 55 y un 70% de personas con estos síntomas.
Al parecer esta generación tendría muchos más problemas que los millenials (nacidos entre el 81 y 96 aproximadamente) y Jean Twenge – profesor de psicología de la Universidad de San Diego y autor del estudio- lo atribuye a cómo los jóvenes pasan el tiempo libre, que se ve incrementado en el uso de redes sociales.
En los últimos 10 años se ha producido una baja en el tiempo que los jóvenes pasan en persona con amigos y también en las horas de sueño, un factor importante en la conformación del humor de las personas.
Las niñas jóvenes parecían ser particularmente vulnerables, con indicaciones de que la depresión clínica mayor estaba afectando a aproximadamente 1 de cada 5 niñas adolescentes en 2017.
De manera similar, los indicadores de angustia psicológica grave (como la ansiedad y los sentimientos de desesperanza) se dispararon en más del 70 por ciento entre las personas de 18 a 25 años. Durante el mismo período de tiempo, se observó un aumento del 55 por ciento en los pensamientos suicidas entre los de edades comprendidas entre las edades. de 22 y 23, mientras que los intentos de suicidio reales se duplicaron.
Shari Jager-Hyman es investigadora asociada del Centro para la Prevención del Suicidio en la Universidad de Pennsylvania y no participó en el estudio pero al analizar los resultados habla de una primera generación expuesta al cyber acoso y a la comparación constante en las redes con las vidas de otras personas. Es muy probable que sean factores que contribuyan a la angustia en los jóvenes.