Sin embargo, algunos cambios alimenticios pueden ayudar a reducir los riesgos. El glaucoma es la enfermedad, por encima de las cataratas, en dejar ciega a la población.
Se le conoce como un trastorno neurológico que lleva al deterioro progresivo del nervio óptico. Es la lesión que ocurre entre los conectores del ojo y el cerebro. Actualmente, más de 60 millones de personas sufren de este trastorno. Solo en estados unidos la cifra llego a los 3 millones.
¿Quiénes son más propenso a padecer glaucoma?
Padecer de glaucoma puede será realmente devastador para cualquier persona. Incluso, jóvenes pueden tener este problema. Sin embargo, las estadísticas apunta a las personas mayores de 60 años de edad pueden tener un riesgo mayor.
También las puede afectar a quienes tienen antecedentes familiares de diabetes o ceguera. Incluso, a las personas cuya tonalidad del ojo es gris o azul, los efectos del glaucoma se pueden dar con facilidad.
En ellos el riesgo es mayor de sufrir glaucoma. Por el contrario, quienes tienen ojos color avellana, verde o marrones el riesgo son muy bajo. Por otra parte, factores riesgo como un aumento de la presión arterial pueden causar el trastorno.
Además, los daños oxidativos puede causar el padecimiento de esta enfermedad. Ante esto, los expertos indican que no hay cura ni tratamiento efectivo que logre contrarrestar estos efectos.
Los estudios entorno a la alimentación y el glaucoma
Los estudios realizados han podido demostrar que existen sustancias naturales que mejorar el tratamiento de afecciones como el PIO. Sus efectos permiten mejorar el flujo de la sangre al ojo reduciendo el estrés oxidativo.
En otras palabras, podemos mejorar nuestra dieta para reducir los riesgos de padecer o desarrollar el glaucoma. Si incrementamos un consumo de frutas y verduras frescas, altas en vitamina Ay C, de carotenoides, el riesgo de ceguera se reduce.
Efectos de una buena alimentación
El estudio se realizo por los NIH y el resultado estuvo orientado a la mujer. En su caso particular, si legan a consumid más de tres porciones diarias de frutas y jugos a base de estas, las probabilidad disminuyen hasta en un 79%.
Esto en comparación las féminas que ingirieron menos cantidades. En el caso de las personas que consumieron vitamina C en niveles altos, pudieron disminuir el riesgo de glaucoma hasta en 70%.
En el caso de ingerir vitaminas A, los riesgos redujeron hasta un 63%. Con respecto al caroteno, el riesgo bajo a un 54%. Sin embargo, el consumo de algunas frutas puede ocasionar tales efectos en la persona.
Otros estudios realizados
Con respecto a otros estudios NIH descubrió que ingerir más de tres porciones de vegetales al día, no generaba efectos. Sin embargo, algunos vegetales pueden diferir de estos estudios. Por ejemplo, una buena porción de col u hojas de berza semanalmente ayudan a reducir los riesgos de glaucoma hasta un 57%
En Harvard, también recurrieron a estudios pero estos sugieren que los vegetales de hojas verdes pueden combatir el glaucoma. Especialmente, lo que poseen altos niveles de nitrato porque son precursores del óxido nítrico que ayuda a mejorar la circulación sanguínea.
Esta afamada universidad también encontró, en otro estudio, que agregar nitrato y verduras de hojas verdes a la dieta, reducía el glaucoma entre 20 y 30%. Esta vinculación se incrementó cuando se intensificó en la búsqueda del tipo de glaucoma. En tal caso, reducirá el trastorno entre un 40 y 50%.
Las naranjas y melocotones en el estudio
El consumo de naranjas frescas por parte de un grupo de mujeres en el estudio de NIH arrojó un dato interesante. El proceso ayudó a disminuir, hasta un 82% las probabilidades de padecer glaucoma.
En el caso del consumo de melocotones, el estudio NIH reportó una reducción de hasta un 70% del riesgo de padecer el trastorno. Por otra parte, al intentarlo con el juego de la fruta, los resultados no fueron tan exitosos, ni mucho menos con la fruta enlatada.
Con respecto a otros alimentos, como el salmón natural no enlatado, se encontraban en niveles bajo en los pacientes. A esto se les conoce como EPA, DHA y ácido graso. Su consumo ayuda a mejorar el flujo sanguíneo ocular deteriorado.
Incluso aporta valor a los efectos de neuropatía óptica que se vincula con el trastorno. A esta dieta marítima podemos agregar: pescados grasos de agua fría, sardinas, caballas, arenque y atún.